Del psicoanálisis al fundraising
01 Nov 2018En ocasiones puede ocurrir que aquello que puede cambiarte la vida llegue sin previo aviso y sin necesidad de llamar a la puerta. Esto me ocurrió a mi con el mundo de la comunicación. Desde mis 10 años, mi madre tenía, y tiene a día de hoy, una extraña adicción por series como C.S.I. (cualquiera de sus diferentes versiones), Mentes Criminales y, en definitiva, todo aquello que tenga que ver con policías. Eran los tiempos dorados del DVD y ahí estábamos los dos, con torres de discos con todas las temporadas de C.S.I Las Vegas que pasaban por la televisión sin parar, era nuestro vicio. Me entró el gusanillo de estudiar algo que tenga que ver con el psicoanálisis, el estudio del comportamiento y ese tipo de cosas. Por aquellos años mi sueño era poder trabajar haciendo los perfiles psicológicos de todo lo que se ponga por delante.
Cuando ya tocaba empezar a pedir plaza en las diferentes universidades, por aquello de no cerrarme puertas, marqué como opción Publicidad y Relaciones Públicas. No me disgustaba la idea y me imaginaba que tendríamos que tocar temas sobre psicología, conductas humanas, etc. Lo que yo no sabía era que a la carrera que había elegido iba a ser de las mejores cosas que me habían pasado. Llegar al María Zambrano me enseñó muchas cosas, desde todos los programas y tipos de tejidos que hay que tener en cuenta al poner una lavadora hasta la convivencia con personas tan diferentes como iguales a mi. Madrid estaba a 28 minutos en tren (una hora en bus para “presupuesto estudiante”, que era mi opción favorita). Como no podía ser de otra manera, la capital me llamaba, miles de oportunidades tan cerca como lejos, ya que todavía tenía cuatro años para exprimir Segovia al máximo.
Quería conocer todo lo que pudiese sobre diseño, cómo funciona la mente de las personas, como poder “prever” cómo van a actuar, eficacia publicitaria, el neuromarketing y todas esas cosas que tanto me llamaban la atención, a pesar del camino de la amargura por el que muchas veces me llevaban mis bien amados Photoshop e Illustrator.
Publicidad e Igualdad fue un punto de inflexión. Esta asignatura me fascinó desde el primer día, me reveló el poder que un spot, una cuña, o cualquier impacto comunicativo o acción por parte de instituciones, organizaciones o empresas tienen para poder hacer un poquito mejor el mundo. Ya no todo giraba en torno a empresas, ventas y dinero. También había una parte más humana dentro de todo esto.
Como la filósofa que da nombre al campus donde estudié dijo: “no se pasa de lo posible a lo real, sino de lo imposible a lo verdadero” por ello, el haber llegado a una agencia como es dgtl fundraising después de todo este trayecto me emociona mucho, no solo por ser mi primera toma de contacto con el mundo laboral real después de superar ese obstáculo imponente de la universidad, sino porque podré aprender y participar en ese cambio a mejor para todos.